El pasado fin de semana, Babaoc organizó un viaje, exclusivamente para extranjeros, a la Rochelle, una ciudad portuaria y turística muy importante de la región de Poitou-Charentes, en el departamento de Charente-Maritime, que queda al norte de la región d’Aquitaine. Fueron dos días riquísimos de visitas, comida y muchísimas fotos. Primero, nos llevaron a la vecina Isla de Ré. Allí tuvimos la oportunidad de subirnos al Faro de las Ballenas, construido en 1854: Desde arriba las vistas son preciosas. Este edificio es el museo del faro, que en realidad comenzó siendo el faro original, de 1682. Luego, allí mismo en la isla, conocimos el museo Ernest Cognacq que tenía una exposición temporal sobre la visión europea de las culturas foráneas, además de su colección permanente sobre las fortificaciones del arquitecto Vauban. Cabe resaltar que esta isla es notable porque en 1626 se construyeron la fortificación de la Prée y la ciudadela de Saint-Martin-de-Ré, que forma parte de las construcciones hechas por Vauban, al igual que Blaye. Esa noche nos instalamos en el Albergue de Jóvenes, una especie de hoteles súper baratos pero muy bonitos. El único inconveniente es que te toca dormir en cuartos con otras personas, a veces con gente que no conoces, pero por suerte en esta ocasión me quedé con mis amigos. Cenamos y nos fuimos de parranda a un bar de reggae, pero digamos que con el frío y bajo la lluvia esa música se siente fuera de contexto.
A la mañana siguiente nos llevaron al Acuario de la Rochelle. Almorzamos en el restaurante del Acuario y nos dieron la tarde libre para visitar. Tuve oportunidad de lucir mis recién-adquiridos conocimientos de castillos medievales, hablando de las torres de St. Nicolas, de la Chaîne y de la Lanterne que están alineadas en la ciudad. Iglesia St. Sauveur:Capilla de las Damas Blancas: El mercado: La Catedral: Plaza de Verdun: Casa Henri II: Museo de Orbigny-Bernon:Visitamos el Museo de Historia Natural de la Rochelle, en parte porque nos moríamos del frío y en parte por la exposición de Aimé Bonpland, biólogo que trabajó en América del Sur en el siglo XIX. (Fotos de los museos y del Acuario próximamente ;) )
Y después de caminar un poco más era hora de despedirse, y regresar a casa.
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