Mi día de ayer comenzó con la noticia de que se había muerto un amigo de la familia. Era un amigo de mi mamá más que nada, pero los demás lo conocíamos y era un tipo increíble.
Aparte de eso, los inicios de una gripe que ha estado rondando a mi alrededor, finalmente se hicieron sentir. Tuve que seguir con mi día normal: levantarme temprano para trabajar con Yanis en la tarea de Socio. Ir a mi última clase con el encantador de Normancito que me reclamó por que falté el día que llegó a entregar exámenes (pero tengo una excelente excusa: el otro profesor sólo me motiva a jugar Sudoku por dos horas y no ponerle atención). Por primera vez estuve motivada en la práctica de laboratorio, entendí lo que estábamos haciendo y me ofrecí a entregar mi trabajo, en vez de dejar que mi pobre compañero de grupo lo hiciera todo, como en las últimas siete semanas.
Fui a comprar almuerzo, por que todo mundo me dejó abandonada en mi casa. Me estaba esperando el chavito al que le doy tutorías tres veces a la semana. Comí viendo dibujos animados y nada de hibernación: a enseñar la estructura gramatical de las frases.
Fui al gimnasio por que tenía más de una semana de no ir. Vi a mi hermano dar la clase de Tae Kwon Do para un montón de niños pequeños, y fue una imagen muy divertida de cómo va a ser su futuro cuando tenga aquel montón de hijos, con alguna de esas mujeres tradicionales y genéricas que tanto le gustan.
La gripe hizo su mayor despliegue de fuerzas cuando estaba en el velorio. Ya estoy en edad de ir a este tipo de cosas, por decisión propia. Antes mis papás no me llevaban por que estaba muy joven y no conocía a la gente, pero ahora soy yo la que quiere ir. No tanto por responsabilidad, ni compromiso, sino por que quiero presentar algún tipo de respeto a la vida de esa persona.
Al rato me llegaron a recoger mis amigos, por que era la fiesta de la facultad en Bamboo, de la que no quería ni podía zafarme. Resultó ser una de las peores estafadas en la historia. Nos cobraron de más en la entrada, se acabó la barra libre en cuanto llegamos y estaba tan lleno que cinco segundos bailando equivalían a un chapuzón en una piscina de sudor colectivo. Al parecer no conozco a todo mundo en mi facultad, o había tantos intrusos que apenas vi a gente que me resultara familiar. No creo que vaya a ver algún “Wild On Architecture” en algún futuro cercano. La música desactualizada sólo demostraba lo viejos que estamos y lo poco que tenemos la oportunidad de salir. Aún así, la pasé muy bien. Llegué a mi casa agonizando y hoy mi garganta se niega a dejar pasar sonidos, pero valió la pena.
Ayer fue uno de esos días en los que la vida es demasiado grande, y me sorprendo queriendo encontrarle algún sentido, pero incapaz de lograrlo.
Aparte de eso, los inicios de una gripe que ha estado rondando a mi alrededor, finalmente se hicieron sentir. Tuve que seguir con mi día normal: levantarme temprano para trabajar con Yanis en la tarea de Socio. Ir a mi última clase con el encantador de Normancito que me reclamó por que falté el día que llegó a entregar exámenes (pero tengo una excelente excusa: el otro profesor sólo me motiva a jugar Sudoku por dos horas y no ponerle atención). Por primera vez estuve motivada en la práctica de laboratorio, entendí lo que estábamos haciendo y me ofrecí a entregar mi trabajo, en vez de dejar que mi pobre compañero de grupo lo hiciera todo, como en las últimas siete semanas.
Fui a comprar almuerzo, por que todo mundo me dejó abandonada en mi casa. Me estaba esperando el chavito al que le doy tutorías tres veces a la semana. Comí viendo dibujos animados y nada de hibernación: a enseñar la estructura gramatical de las frases.
Fui al gimnasio por que tenía más de una semana de no ir. Vi a mi hermano dar la clase de Tae Kwon Do para un montón de niños pequeños, y fue una imagen muy divertida de cómo va a ser su futuro cuando tenga aquel montón de hijos, con alguna de esas mujeres tradicionales y genéricas que tanto le gustan.
La gripe hizo su mayor despliegue de fuerzas cuando estaba en el velorio. Ya estoy en edad de ir a este tipo de cosas, por decisión propia. Antes mis papás no me llevaban por que estaba muy joven y no conocía a la gente, pero ahora soy yo la que quiere ir. No tanto por responsabilidad, ni compromiso, sino por que quiero presentar algún tipo de respeto a la vida de esa persona.
Al rato me llegaron a recoger mis amigos, por que era la fiesta de la facultad en Bamboo, de la que no quería ni podía zafarme. Resultó ser una de las peores estafadas en la historia. Nos cobraron de más en la entrada, se acabó la barra libre en cuanto llegamos y estaba tan lleno que cinco segundos bailando equivalían a un chapuzón en una piscina de sudor colectivo. Al parecer no conozco a todo mundo en mi facultad, o había tantos intrusos que apenas vi a gente que me resultara familiar. No creo que vaya a ver algún “Wild On Architecture” en algún futuro cercano. La música desactualizada sólo demostraba lo viejos que estamos y lo poco que tenemos la oportunidad de salir. Aún así, la pasé muy bien. Llegué a mi casa agonizando y hoy mi garganta se niega a dejar pasar sonidos, pero valió la pena.
Ayer fue uno de esos días en los que la vida es demasiado grande, y me sorprendo queriendo encontrarle algún sentido, pero incapaz de lograrlo.
La vida... claro que la vida es más grande que cualquiera. Lo importante es que hay que simplemente aprovechar, vivirla y todas esas frases típicas que nos dicen. Yo opino, que lo hay que hacer es evitar hacer mucho DPS para que no pasemos la vida con demasiado Aggro; hahaha sí, se me pasó. Creéme, se me va a pasar.
ReplyDeleteEl sin sentido de la vida...Creo que todo tiene un sentido y de cada uno depende el encontrarlo.Un abrazo..y mejórate de tu gripe.
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