Como hoy se suspendió temporalmente el toque de queda, aproveché para hacer una excursión al supermercado. (Tengo que aclarar que yo entro al supermercado en horas de trabajo, tomo mis cosas y las pago al salir, a diferencia de otros.) Siendo estudiante de una universidad pública y que entré cuando todavía no existía la matrícula en internet, me considero una erudita en cuanto a comportamientos colectivos se refiere y hoy tuve una excelente oportunidad de presenciarlos en el Hiper Paiz de las Cascadas.
Desde el segundo piso se miraba una larga fila de gente con carretas y botes de Aguazul, que me hizo pensar que lo más seguro eran únicamente aquellos que querían comprar agua los que estaban atascados afuera del supermercado. Ya en el primer nivel me di cuenta de la realidad: los portones estaba cerrados y una manada esperaba frente a ambas entradas que están separadas entre ellas por varias tiendas. El plan de ir al banco naturalmente tuvo que ser cancelado; uno no creería, pero hay muchas personas viviendo en Tegucigalpa actualmente. Cuando hay tanta gente reunida en un solo lugar los rumores circulan de manera rápida pero también misteriosa, dos o tres personas decían que se había abierto el portón lejano y de repente una horda de señores en condiciones poco atléticas atravesaba corriendo el centro comercial al otro extremo, para comprobar que les habían mentido. Ya estando del otro lado otros repetían el rumor y la gente volvía corriendo a su lugar de origen. Como a la cuarta vez, la turba, ahora enardecida, empezó a golpear una de las entradas, exigiendo que los dejaran pasar. Se abrieron poco a poco las cortinas metálicas y entré, aplastada entre dos carretas a los costados y dos señoras, una adelante y otra atrás de mí. Me dio tanta lástima el guardia de seguridad gritando que todos hiciéramos dos filas para entrar mientras nadie le hacía caso y seguía adelante.
Ni intenté agarrar canastas, no había tiempo y luego supe, tampoco habían canastas. Las carretas eran más bien un estorbo ya que los pasillos no permiten más de una de ellas y unas cuantas personas circulando al mismo tiempo, y como iba sola agradecí que me hubieran enviado con una lista más bien pequeña de cosas que comprar. Era imposible caminar, pero con un pollo congelado, un yogurt, una bandeja de bisteck que se estaba desangrando encima de mi ropa, una bolsa de pan que corría el riesgo de aplastarse con todo ese contacto humano y además de todo eso una bolsa de detergente, era una proeza heroica pasar en medio de toda esa gente y no arruinar los víveres. En cuanto pude me ubiqué en una fila, en el pasillo de cosméticos, para tener algo que ver durante todo el tiempo que se auguraba en un lugar tan lleno. Empezó lo típico de las colas: la gente quiere atravesar siempre detrás de vos. Estoy empezando a pensar que soy realmente atractiva porque no hubo nadie que no me usó de agarradera para cruzar la cola. Es costumbre también que uno empieza a socializar con los compañeros de multitud, como me ocurrió con la señora de atrás que al ver que todo mundo quería pasar entre nosotras se me pegó de forma que hiciéramos una barrera. Ella se encargaba de pelear con la gente diciéndole que se fuera a otro lado, yo era un impedimento físico nada más. Pero a la hora y media de estar discutiendo con todos se apiadó de ellos y se apartó para crear un pequeño espacio; entonces ella asumió las funciones de directora de tránsito, diciendo quien podía pasar, en qué orden y que cuidado me golpeaban.
La histeria colectiva tiene múltiples manifestaciones: a falta de canastas o carretas la gente empezó a romper empaques de bolsas de basura para poner en ellas lo que iba a comprar; también vaciaron cajas de verduras o pailas de plástico que se subían a la cabeza para así caminar mejor entre todos. Las compras eran inusuales, es bueno saber que la gente tiene sus prioridades bien puestas en tiempos de crisis: algunos compraban juguetes, otros revistas, vimos a un señor con 4 botellas de ron Flor de Caña, numerosas personas llevaban bolsas de palomitas de maíz y paquetes enteros de 6 botellas de Coca Cola de 3 litros cada una, para ver noticias como si de un partido de la selección se tratara.
Lo peor es que finalmente llegar a la cajera y pagar por tus cosas no era el fin de la tortura, tenían los portones cerrados para no dejar entrar a otro montón de personas que querían abastecerse, ni dejarnos salir a nosotros pobres diablos que queríamos huir de ese lugar. Nos hicieron hacer otra fila, donde para variar todo mundo se metía a su antojo y sin respeto hacia los demás, y después de otros 15 minutos salimos uno por uno, casi a besar el suelo del estacionamiento por encontrarnos libres. Llegué a mi casa donde estaban preocupados por mí porque habían escuchado en las noticias que las turbas melistas iban camino a las Cascadas a saquear a los “ricos” que son los que compran en supermercados.
What about your knight in shining armor?! La cola de las carnes no fue para nada agradable, tampoco... :P
ReplyDeleteY yo queriendo proteger su privacidad!! /roll eyes... Pero es cierto, sin usted mi madre me hubiera enviado de regreso por esa pinche carne molida.
ReplyDeleteJAjajajaajajajaajja Sinceramente, yo soy poco de las multitudes aglomeradas, y en situaciones así mi higiene mental se degrada a su mas mínima expresión y llego a calarme un ataque de ira a causa del claustro y de rodearme de gente histerica y paranoica.... asi que mejor me limite ir a la pulperia, que estaba tan tranquila cual si fuera domingo de semana santa.
ReplyDeleteVaya odisea os habeis echado eeh!!!! baaaarbaraa!! :) por lo menos estas con vida.
*¿sabes? deberian hacer un "A prueba de todo" en una situación asi.
En mi país hay una especie de 'mercado local' que se hace en las calles todos los sábados donde los agricultores hacen sus stands y en ciertos lugares venden, se llama 'Feria del Agricultor'. Pues yo tengo que pasar uno de esos en Heredia para salir. Si pasar por ahí para mí es todo una odisea, no quiero pensar todo lo que viviste. Am deeply sorry. Lo que me imagino es verte, ante todos los eventos, redactando tu post para publicar. LOL
ReplyDeleteEy! Fijate que hay un mercado aquí muy popular que todo mundo llama "el mayoreo", pero su nombre real es Feria del Agricultor. Somos todos centroamericanos en el fondo.
ReplyDeleteY creeme, la única forma de sobrevivir esas filas es viendo cosméticos e imaginando posts xD