La Comunidad Urbana de Bordeaux es una aglomeración de 26 comunas, que tiene como oficina pública de vivienda una institución llamada Aquitanis. Hace poco se lanzó un concurso para realizar viviendas modulares en la comuna de Floirac y las propuestas de cuatro agencias de arquitectura, con especial en la ganadora, fueron expuestas en el centro Arc en rêve. El proyecto se llama Rosa Parks y el concepto de modulación aplicado fue bautizado como Sylvania.La exposición se mostró en dos salas y por medio de fotos, planos, videos, una maqueta de un corte por fachada, folletos, pequeñas maquetas y hasta cubitos se trató de explicar, de forma muy accesible, el tema de proponer casas en serie desde un nuevo punto de vista. “La economía del proyecto
No tratar la economía del proyecto como una limitación que impide la expresión arquitectural, pero como un parámetro del proyecto al mismo nivel que los otros: el sitio, el paisaje o el programa. La economía puede orientar la reflexión y el esfuerzo en puntos que alimentan el proyecto de una manera a veces inesperada.
La economía no es forzosamente sinónimo de “menos” en cada parte del proyecto.
Es una elección de la repartición de las limitantes y de jerarquía resultando en el equilibrio específico del proyecto.”La primera sala exponía las propuestas y el resultado final, a cargo de la agencia TETRARC architectes. Se explica el método constructivo, de módulos con estructura de madera, que pudieran encajarse como un rompecabezas. Existen diferentes módulos según las funciones: los elementales que consisten en un módulo sanitario, uno de cocina, uno de habitación, uno de sala de estar, además de los adicionales como acceso, módulos de gradas, circulaciones, armarios, áticos, sótanos. Combinando los módulos elementales y los adicionales se obtienen diversos tipos de casas que van desde el T1, estudio de una sola pieza, hasta el T5, de 5 piezas, pudiendo armarse en diversas volumetrías, cuadrado, rectángulo, en L, en T, en S, etc, permitiendo así crear elementos estándares pero formas múltiples, adaptadas según el cliente y sus necesidades. “Alojamientos que atraviesan
La vista es primordial porque conecta el alojamiento al contexto.
Ella asegura la calidad de la unión entre adentro y afuera.
Los espacios que atraviesan permiten la circulación de la vista y del aire.
Dirigir la mirada de una parte a la otra para ampliar el espacio del alojamiento y enriquecerlo.”“Superficies corregidas
Transformar la percepción de las superficies estandarizadas de los programas ampliando los espacios con prolongaciones exteriores apropiadas, piezas sin calefacción, terrazas. En el interior, reducir lo más que se pueda, incluso suprimiendo cuando sea posible, las circulaciones, los pasillos, las desarticulaciones en beneficio de los espacios para vivir.” “Ninguna jerarquía entre las piezas
No pensar que ciertos espacios están sometidos a otros pero decirse que la calidad de una cocina o de una sala de baño vale tanto como la de un cuarto o una sala de estar. No suponer usos atribuidos a las piezas, pero dejarlos a la libre interpretación de los habitantes. Hacer que cada pieza del alojamiento disponga de una buena superficie y de una posibilidad de abertura al exterior.” La segunda pieza se concentró en explicar la vivienda modular a través de la historia y sobre el concepto del proyecto, tanto en su aspecto de variabilidad como la filosofía. Se trata de hacer casas de bajo costo pero también funcionales y que ofrezcan una buena calidad de vida, hasta del punto de vista psicológico. “Una pieza exterior por alojamiento
La pieza exterior es para el alojamiento un lujo necesario. Prolonga naturalmente los usos contenidos en el alojamiento.
Debe poder albergar actividades como comer, jugar, leer, dormir, la jardinería, la reparación.
Cuando sea posible, entrar en el alojamiento por la pieza exterior, como se entra en una casa pasando por el jardín.” La exposición es muy interactiva en el sentido que se pueden jugar con las maquetas, los bloques, se pueden leer todos los textos explicativos del proyecto y se pueden ver en tarjetas cada uno de los módulos, en isométrico y planta. Es una excelente manera de educar al público en cuanto a conceptos arquitectónicos pero también en promover un proyecto de una entidad gubernamental. “El espacio de más
La pieza suplementaria, la pieza de más, es un elemento indispensable al buen funcionamiento del alojamiento. Puede tomar la forma de un sótano, un ático, una bodega o un gran armario. Permite desarticular las otras piezas, ordenar, almacenar con el fin de dejar un espacio más fluido a los usos cotidianos.
Dar un “más” al alojamiento es ofrecerle una posibilidad de otros usos aparte que los funcionales y los programados como comer, dormir, bañarse… Fabricar “esquinas”, pequeños espacios adicionales donde pueden ponerse en marcha funciones que superan aquellas designadas por el programa: un pequeño estudio, un rincón para la televisión, un espacio para el sofá-cama.”
Yo culpo a los cursos Dale Carnegie por ese montón de preguntas que hago cuando empiezo a conocer a las personas. Su eslogan para ser una persona sociable y tener muchos amigos es “Interésate sinceramente en los demás” y eso para mí significa en convertirse en una Barbara Walters, Geraldo Rivera, Oprah, Larry King, Jerry Springer, Judge Judy o señorita Laura, según las circunstancias. Dale Carnegie ciertamente tendría muchos fans en el siglo XXI, pero siempre hay unas cuantas personas que malinterpretan mis intenciones, se sienten amenazados por el interrogatorio o sencillamente no son capaces de apreciar mis habilidades de socialización aprendidas, porque Dios sabe que con la edad las he olvidado. Yanis nunca se espantó ante mis irritantes inquisiciones y para mi gran sorpresa jamás hubo tema demasiado personal, tabú o ridículo del cual no pudiéramos hablar. Así fue desde el principio y todavía sigue siendo de esa manera. Justamente ayer, cuando estábamos en una de esas pláticas, me empecé a dar cuenta que de forma lenta y silenciosa grandes cambios han estado operando en mi forma de ser o por lo menos en mi forma de ver la vida.
Con toda honestidad creo que se me ha dado la oportunidad de venir a este país, ciertamente para que ampliara mis horizontes profesionales, también para dejar descansar al Universo con mis peticiones insistentes de estudiar, viajar y conocer el mundo pero en gran parte para ponerme en los zapatos de muchas personas que he juzgado radical y cruelmente en el pasado. Desde mi cómodo y conocido nido en Honduras se me hacía muy fácil creer que si las circunstancias hubieran jugado a mi favor para estudiar en el extranjero desde que salí del colegio hubiera aprovechado más o hecho las cosas de manera diferente a todas las personas que vi irse del país. Pero si bien he aprendido muchas cosas académicas, las lecciones de empatía y humildad han sido las más grandes que he recibido en estos meses.
Honestamente puedo decir que entiendo cuando las personas terminan con sus novios de muchos años para empezar una relación con quien hasta hace poco era un desconocido. Lo que en un ambiente controlado y habitual parece ser inquebrantable, permanente e indiscutible no tiene mucha validez en este universo paralelo, de gente nueva todos los días, de conexiones pasajeras, donde más de una vez en el día uno se encuentra solo, sin nadie que hable tu mismo lenguaje cultural. Las relaciones a distancia son una atadura, portadora de culpas y frustración cuando constantemente tienes que estar vigilando tu comportamiento para no crear falsas expectativas. Estás aquí pero no estás disponible y por ende no hay posibilidades, no deberían de haberlas en todo caso. Es aún peor cuando uno pasa de ver todos los días, de contar todo el tiempo con aquella persona y cuando tu horizonte social se había limitado a tu novio y eventualmente a unos pocos amigos. Y pasar de la felicidad de la asfixia a unas cuantas insípidas llamadas borrosas por skype, difícilmente puede llamarse el ideal de un noviazgo. Pero la vida continúa; se recupera la individualidad, se desarrolla la independencia pero uno regresa a ese estado de profunda soledad que tenía muchos años de no experimentar; el desarraigo inicial es muy fuerte. Uno puede tener amigos, conocidos, estar constantemente rodeado de gente, pero el atractivo de un novio para los ermitaños de mi naturaleza es que es una relación donde no hay necesidad de aparentar e impresionar, es una libertad y una paz como ninguna otra interacción puede proveer. Y dos años pueden parecer pocos relativizados con respecto a la esperanza de vida, pero llega un momento en que el compromiso principal debe ser con el presente porque es lo único que es seguro, es lo único que hay.
También solía desilusionarme cuando escuchaba que fuera del país uno llegaba a relacionarse con otros extranjeros en lugar de aprovechar a conocer a los nativos. Decepción adicional si escuchaba historias de relaciones con personas del mismo país que no se conocían antes de irse. Mi ingenuidad no me hacía comprender que las afinidades se establecen por experimentar cosas similares y no hay forma de hacerle comprender en todas sus dimensiones a una persona que nunca ha salido de su país lo que se siente ser expatriado. Los únicos que pueden entender son los que han vivido lo mismo que vos. Somos todos humanos, pero me pasa más de una vez que con los franceses no se me ocurre nada de qué hablar. Cuando conozco a aquellos que han viajado y sobre todo a los que han vivido varios meses en otro país la conexión es más fácil, pero en he tenido serios episodios donde me pregunto cuál es mi problema, por qué no soy capaz de relacionarme con otras personas, qué es lo que estoy haciendo mal. Lo reconozco, soy un bicho raro acostumbrado a pequeños grupos de amigos, un fenómeno constantemente reproducido en todos los ambientes en los que me he desarrollado, pero las familias artificiales también tienen sus disfuncionalidades y aquí tengo interés a expandir mis círculos de amistad si acaso quiero sobrevivir, o disfrutar el tiempo que esté. Todavía estoy aprendiendo, necesito un poco más de tiempo.
Cuando mis compañeros del colegio regresaban cada año a Honduras en lugar de irse a conocer Europa me parecía un típico caso de Dios dándole pan al que no tiene dientes. Los apegos familiares, las nostalgias gastronómicas eran cosas que me parecían risibles, inconcebibles. Las nociones de patria, de raíces, me sonaban como algo arcaico en este mundo globalizado, donde las fronteras deberían de dejar de existir de una vez por todas. ¿Por qué querer constantemente reproducir tu hogar en ambientes diferentes? Mejor no salir de él desde un principio. Pero ahora también entiendo que la lejanía es desestabilizadora y que tu casa es un polo a tierra que puede ayudarte a sobrellevar el resto del tiempo que debes estar fuera. Los cambios aquí son constantes y muchas veces bruscos, aquí nada permanece estático por mucho tiempo y en cuanto uno se acostumbra a algo es cuando está a punto de terminar. El país natal se perfila como ese paraíso perdido (aunque en realidad nunca fue ideal) donde las cosas no cambian, donde el cariño de tu familia y seres queridos es incondicional, donde uno cree poder refugiarse cuando este torbellino se disipe. Todos los desacuerdos o peleas que pude haber tenido con mi familia parecen tan absurdos, tenerlos lejos me ha hecho darme cuenta de todo lo que aprendí con ellos. Y pues, a pesar de que estoy aprendiendo a disfrutar el café de Etiopía, creo que estoy condenada a seguir buscando en cada restaurante al que vaya la carne de Olancho, ni modo. Pero a pesar de todo no me hago ilusiones, ni mi nostalgia por la vida fácil y cómoda que llevaba antes es capaz de nublar la situación difícil y los problemas que tiene Honduras. El año 2009 me enseñó lo suficiente sobre la gente y el sistema del país, sobre cómo muchas cosas no van a cambiar, o por lo menos no para bien, sobre cómo es cuestión de tiempo para que todo estalle, para que las personas muestren sus verdaderos colores, sobre cómo muchas cosas van a ser para siempre irreconciliables.
En fin, creo que la lección más grande de salir y explorar es que no puede haber apego, a nada ni a nadie. La flexibilidad es esencial y no hay realmente ninguna rama a la cual aferrarse en medio de toda esta incertidumbre. La tranquilidad y la confianza tienen que venir de otro lado, de muy adentro del espíritu supongo. De algún fantasma del futuro que venga para decirte que las cosas van a estar bien y que no hay necesidad de preocuparse en este momento. De que fuimos polvo y polvo seremos y que esto es temporal y sin importancia.
Los alemanes dejaron su huella en Bordeaux durante la Segunda Guerra Mundial, construyendo un edificio de 42 000 metros cuadrados para albergar sus submarinos. Actualmente funciona como un centro de exposiciones y eventos que combinándolo con su importancia histórica lo convierten en un paseo obligado en la ciudad. Nosotros, sacrílegos, tenemos cinco meses aquí y no lo conocíamos todavía. Enmendamos ese error la semana pasada pero, como buenos residentes que dejaron de ser turistas, no llevamos mapa y agarramos el que resultó ser el camino más largo pero también el más lleno de vistas y paisajes hasta ahora desconocidos. Esta es la base a lo lejos, un edificio monumental e inusual, pero inofensivo. Todavía faltaba mucho para llegar.El ambiente sombrío y tétrico resulta perfecto para exposiciones y en este caso pudimos ver una de fotografías en 3 dimensiones (que no me dejaron documentar) de dos artistas locales. Pero más allá de los posibles usos y de su bagaje histórico, el lugar está hermoso y es muy bueno que lo conserven y lo protejan.
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