En lo que sería la internacionalización de las antiguas recetas de los aleros para estas fechas, con unos cuantos amigos decidimos probar algunas recetas de Herminio para nuestro festín de Año nuevo. Me envió por correo sus indicaciones para preparar pollo horneado, plagiamos descaradamente sus bruschettas y Yanis hizo ensalada de papas rusa. Pero desde luego incorporamos novedades porque estamos en un nuevo lugar: nuestra nueva amiga Manon nos introdujo a ese culposo manjar que es el foie gras y preparó verdaderas crepas francesas. Pero me adelanto…
Le prometí a Herminio pruebas fehacientes de que respetaríamos su receta y he de cumplir mi palabra. 
Para el relleno “usamos nuestra imaginación” como él nos indicó, y nuestra imaginación nos hizo mezclar papas, zanahorias y chícharos a media libra de carne. Desgraciadamente la bolsa de pasas se extravió durante la cocción pero justo a tiempo se las agregué a uno de los pollos que todavía no había sido rellenado. Oops…
Al final el relleno tenía buen aspecto y lo que es mejor, buen sabor, demostrando que las buenas recetas son inmunes a los cocineros poco experimentados.
Mientras se preparaba el caldo de mantequilla con especias nuestros otros chefs verificaban la buena calidad de los pollos. 
A falta de brocha para aplicar el caldo se tuvo que improvisar, con una cuchara de madera.
Se rellenaron los pollos…
Y se pusieron al horno (un horno ajeno, no el peligro constante que es aquel que compré), dejando libre el espacio para los otros platillos, como la ensalada verde.
Las bruschettas y el arroz. 
Y por supuesto una amplia selección de cidras y vinos.
¡El resultado final! ¡Épico! 
Se arregló la mesa…
Y empezó la comilona.
La madre de Manon hace foie gras tradicional y su hija fue muy gentil en traernos de su foie gras con trufas rodeado con paté. Nos explicó cómo es que se hace. Pobres patos, pero estaba exquisito. 
Y crepas de postre por supuesto… 
Con nuevos amigos en una tradicional foto de grupo. Definitivamente fue una buena noche.
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