Según Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke, autores de “La enfermedad como camino”, las enfermedades reflejan los lados de nuestra Sombra que no aceptamos conscientemente. Todo aquello de lo que renegamos en nosotros mismos, emocionalmente hablando, con el fin de preservar el equilibrio entre lo positivo y lo negativo, se transforma en síntomas físicos.
Cada enfermedad tiene su significado, su origen es emocional y/o mental y por lo tanto no se debería de luchar en contra de ella, sobretodo con medicamentos.
¿Qué es entonces esta mísera gripe que ando cargando desde hace varios días y que no tiene ni un microbio como responsable?
“Un resfriado siempre se produce en situaciones críticas, cuando uno está hasta las narices o se le hinchan las narices. […] Al decir “situaciones críticas” nos referimos a aquellas que, no siendo dramáticas, son frecuentes e importantes para la mente, que nos producen sensación de agobio y nos inducen a buscar un motivo legítimo para distanciarnos un poco de una situación que nos exige demasiado. Dado que momentáneamente no estamos dispuestos a reconocer ni la carga que suponen estas “pequeñas” crisis cotidianas ni nuestros deseos de evasión, se produce la somatización: nuestro cuerpo manifiesta ostensiblemente nuestra sensación de estar hasta las narices permitiéndonos alcanzar nuestro inconfesado objetivo, y con la ventaja de que todo el mundo se muestra muy comprensivo, algo impensable si hubiéramos dirimido el conflicto conscientemente. Nuestro resfriado nos permite apartarnos de la situación molesta y pensar un poco más en nosotros mismos.”
Claro, en mi casa ya leyeron este libro entonces no me hacen mucho caso… Es lo malo de tener una mamá doctora.
Cada enfermedad tiene su significado, su origen es emocional y/o mental y por lo tanto no se debería de luchar en contra de ella, sobretodo con medicamentos.
¿Qué es entonces esta mísera gripe que ando cargando desde hace varios días y que no tiene ni un microbio como responsable?
“Un resfriado siempre se produce en situaciones críticas, cuando uno está hasta las narices o se le hinchan las narices. […] Al decir “situaciones críticas” nos referimos a aquellas que, no siendo dramáticas, son frecuentes e importantes para la mente, que nos producen sensación de agobio y nos inducen a buscar un motivo legítimo para distanciarnos un poco de una situación que nos exige demasiado. Dado que momentáneamente no estamos dispuestos a reconocer ni la carga que suponen estas “pequeñas” crisis cotidianas ni nuestros deseos de evasión, se produce la somatización: nuestro cuerpo manifiesta ostensiblemente nuestra sensación de estar hasta las narices permitiéndonos alcanzar nuestro inconfesado objetivo, y con la ventaja de que todo el mundo se muestra muy comprensivo, algo impensable si hubiéramos dirimido el conflicto conscientemente. Nuestro resfriado nos permite apartarnos de la situación molesta y pensar un poco más en nosotros mismos.”
Claro, en mi casa ya leyeron este libro entonces no me hacen mucho caso… Es lo malo de tener una mamá doctora.
Post a Comment