14 July 2006

Normancito se sabe mi nombre!!

En una de las preguntas del segundo examen de Astronomía, tenía que describir cómo obtener el valor, en km, de una unidad astronómica. La respuesta correcta era cómo, por medio de la observación y con geometría, se había encontrado ese número, pero yo, por alguna razón extraña entendí otra cosa. La masa de un objeto celeste tiene relación con el período de traslación y la distancia a ese objeto, de un satélite que orbite a su alrededor, así que de genia, y como la distancia del Sol a la Tierra es 1 unidad astronómica, utilicé la masa y el período de la Tierra en la fórmula, y haciendo un despeje todo complicado acomodé las cifras para que diera el resultado que me pedían. Haciendo el cálculo estaba incorrecto, pero como fue la última pregunta que contesté, no tuve tiempo de encontrar mi error. Cuando salgo del examen le cuento muy orgullosa a Yanis todo mi razonamiento. Pero no pasó mucho tiempo antes de que me bajara de la nube, por que me dijo lo que realmente tenía que haber hecho, y que además mi súper fórmula estaba mala: necesitaba la masa del Sol y no de la Tierra.

Ya me imaginaba la puesta en escena de la entrega del examen. El profesor iba a mostrar el mío como el perfecto ejemplo de lo que nunca se debe hacer y de las sandeces que le toca corregir. Tenía unas ganas terribles de escaparme cuando al día siguiente nos dio las notas y nos devolvió los trabajos. Pero no dijo nada. El tipo en cuestión es súper tranquilo, se ve muchísimo más joven de lo que en realidad es, y es todo activo, un contraste espeluznante con el otro profesor que comparte la clase con él.

Pues hoy en la noche astronómica, donde nos dan una charla de algún tema relacionado con la clase, y si está despejado el cielo hacemos observaciones con el telescopio, yo estaba toda frustrada por la fila de gente que iba a ver antes que yo, cuando se me acerca Norman (no le gusta que le digan licenciado), y me dice: “Ajá Marcela, he notado que le gustan las resoluciones algebraicas.” Yanis y otros amigos casi se atoran de la carcajada, y yo me moría de la pena. Primero, me impactó por que sabe cómo me llamo. Nunca pasa lista, somos demasiados en la clase, y la única vez que le dije mi nombre fue para que me diera un punto que me bajó, por error, en el examen. Y encima se acuerda de mi demostración fallida que he pasado las matemáticas y las físicas de mi carrera. Fue tan divertido, no dejaron de molestarme por un buen rato. He garantizado un rincón en su repertorio de anécdotas como profesor.

Me encanta por que generalmente yo no interactúo mucho con mis maestros. Ni siquiera cuando son personas que admiro mucho o de las que disfruto su clase. En el colegio vivía enamorada de mis profesores de francés por que eran demasiado inteligentes, pero ni aún así tenía el coraje de ir a platicar con ellos en un sentido informal. Se sintió tan pinta hacerlo por una vez. Descubrí mi prima llevó la clase con él. Sólo describió una pareja de novios, que estudian derecho y que son buenos alumnos y supe que era ella. Nos contó de las carreras que estudió y sus maestrías. Es tan refrescante ver a alguien que estudió matemáticas, física y astrofísica pero que tiene una personalidad tan ligera y despreocupada. Definitivamente no hay que tomarse las cosas en serio.

Qué zoroilo, parezco niñita, pero hoy estoy feliz por que el profesor se sabe mi nombre. Por cierto, lo de Normancito es por que cuando enciende su computadora así tiene marcado como el usuario, no crean que es que yo le digo así.

3 comments

  1. Lamentablemente, conocido como un "teacher's pet," me relaciono mucho. la verdad es que es bueno saber que tus profesores conocen de tu existencia...aunque sea por un error...se nota que el efecto que tenes sobre el mundo no pasa desapercibida...no por todos :P

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  2. ...oooh Marce look at you!
    q zorra!
    ugh a mi me gusta un teacher de mi u, es un cague de risa cada vez q estoy cerca de el me pongo a reír como niña japonesa, por suerte no es de mi carrera sino fijo me moriría cuando me diera clases.

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  3. Anonymous8:58 PM

    Yo también me he 'enamorado' de dos maestros, uno de Estudios Sociales y otro de Psicología, Sociología, Historia, Literatura y Filosofía, me encanta ese señor inglés.
    Me pasa lo mismo, nunca me gusta hablarles con mucha confianza. Y ciertamente nunca he sido 'la consentida' se un maestro.

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