02 January 2009

Estoy paralizada contemplando todos los cambios que a partir de ahora son inevitables e impostergables. Estos deberían ser días felices para festejar la novedad, pero no logro enfocarlos así. Por suerte lo más cercano a lo que he llegado en lo que respecta a auto flagelamiento es permanecer despierta casi todo el día para no dormir y de esa forma no tener pesadillas sobre la práctica profesional y sobre adónde será que voy a terminar. Con qué tipo de gente y si va a ser como antes que al principio estoy toda entusiasmada pero después me hastío y nos terminamos rechazando mutuamente. Qué tan lejos va a ser, lo temprano que me voy a tener que levantar para subirme en miles de buses –o peor, taxis-, luego caminar a saber cuántas cuadras, y como sólo los estudiantes usan tennis me va a tocar andar en tacones. Comer la comida recalentada del día anterior. El incómodo momento del almuerzo, especialmente si no conozco a nadie. ¿Me irán a pagar? Porque necesito desesperadamente ahorrar, no puedo seguir gastándome en cuestiones diarias el dinero que supuestamente era para cosas importantes. De qué irá a tratar… yo sé que todos los sacrificios se justifican si es algo que me gusta, pero ¿y si no me gusta e igual me toca quedarme allí?

(Hay momentos en los que agradezco que el ingeniero haya atrasado el proyecto y el examen para el 19, así no tuve que saltar directamente a toda la búsqueda. Es un pequeño espacio de decompresión.)

¿Por qué nadie habla de estas cosas? Conozco a tanta gente que ya ha pasado por esto pero ninguna de ellas es capaz de explicar cómo hizo la transición de estudiante ingenuo a profesional. Un día están en la universidad y al día siguiente los encuentras con mejor ropa y un aire de que lo saben todo. Pero no sé cómo empezaron, qué fue lo que hicieron, qué tantos rechazos o malas experiencias precedieron al trabajo de sus sueños, si es que lo tienen.

Creo que las expectativas más exageradas e irrealistas en este momento son de mi parte. De ahora en adelante se supone que debo mostrar de qué estoy hecha y para qué sirvo, dar pruebas del potencial que supuestamente tengo. ¿Y si no pasa nada? ¿Si he hecho tanta algarabía para algo que no tiene nada de especial a los ojos de los que podrían hacer algo al respecto? Veo a mis contemporáneos con una paz, una calma: no entiendo qué tipo de maldición me persigue que no tolero estas transiciones.

He trabajado y añorado este momento por tantos años que no puedo siquiera imaginarme cómo hubiera sido si tuviera que salir al mundo sin haber estudiado, sin por lo menos la ilusión de manejar un oficio, de haber tenido experiencias previas que pudieran servir de ensayo a posibles escenarios. ¿Por qué entonces hay algunos que a pesar de tener todo para lograrlo deciden no estudiar?

Probablemente lo más importante que tengo que recordar es que todo esto es un paso para llegar a otro lado. No debo perder de vista lo que realmente tengo en la mira. Quisiera que eso fuera suficiente para reconfortarme.

1 comment

  1. Anonymous10:01 PM

    que puedo decir.... yo me pongo como loca a practicar las cosas q debería decir en las entrevistas; preguntándome dónde será el lugar, qué voy a hacer, lo voy a hacer bien y otra infinidad de cosas!!... comprando ropa que me haga ver formal y que al mismo tiempo no parezca viejita y hasta buscando burros amarillos para cuando me toque trabajar en campo.....
    creéme estamos en las mismas.... =(

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