Ha sido una coincidencia muy extraña leer “La misteriosa llama de la Reina Loana” en esta etapa de transición. El libro trata sobre un hombre de más de 60 años que pierde su memoria autobiográfica, por lo que su vida entera es un misterio y lo único que recuerda son un montón de citas desordenadas de varios libros. Lo envían a la casa de campo que perteneció a sus abuelos -donde pasó su infancia-, para que descanse, pero ya allí descubre el arsenal de libros, cómics, revistas y discos que moldearon su vida. Y comienza a repasarlos para intentar reconstruir su memoria.
Pues no he podido resistirme a la tentación de imitarlo. Desde muy pequeña conservo miles de recuerdos de distintos eventos especiales, cartas que me han enviado, tarjetas, peluches, entre otros, anticipando momentos de nostalgia en la adultez. Sin embargo de la escuela y del colegio sólo conservo los cuadernos de segundo de bachillerato, y ayer que me puse a escarbar entre todos los apuntes, los miles de exámenes y los detestables mapas de historia y de geografía, encontré algunos escritos demasiado divertidos para dejarlos pudrirse en la bodega. Así que estos días los voy a estar transcribiendo, y en cuanto consiga un escáner voy a subir fotos de todas las cursilerías que he guardado a lo largo de 23 años.
Voy a comenzar con un texto que hice para la clase de Español, en enero del 2002. El trabajo consistía en recopilar un álbum sobre leyendas, mitos y fábulas (ilustrados por uno mismo) y al final escribir uno de nuestra autoría. Mi álbum tiene la leyenda de Clara Curátipi; “El Nagual”; una fábula de Luis Andrés Zúñiga llamada “El ratón usurero”, “La rana y el buey” de Esopo y “La rana que quería ser una rana auténtica” de Augusto Monterroso. La sección de mitos contenía una recopilación de mitos celtas que actualmente no tengo idea de dónde saqué y culmina con mi escrito original:
“La verdad es que no importa cuántas hipótesis traten de explicar por qué ha sido América un continente tan poco afortunado a través de la historia, ninguna está en lo correcto, porque la ciencia nunca va a poder explicar exactamente lo que pasó el día que las Diosas Madres crearon el planeta Tierra. Fue hace millones de años atrás. La Tierra entera no estaba poblada por seres humanos y todo el paisaje estaba cubierto de vegetación y fauna salvaje. Sólo existían las Diosas Madres que creaban todo lo que hoy conocemos como nuestro planeta, pero como ya lo sabemos bien, unas se habrían de esmerar más que otras. La familia de las Diosas Madres se componía de seis hermanas: Mada, Krisna, Gatja, Clezia, Lizia y Armisa. Las seis muy hermosas e inteligentes, pero desgraciadamente muy envidiosas también. Cada una de ellas se encargó de crear un continente del cual se ocuparía por el resto de la eternidad. Krisna creó África, Gatja se ocupó de Asia, Clezia edificó Oceanía, Lizia, Antártida, Armisa creó Europa y por último Mada, la más lista de todas, ocupó dos hemisferios para crear América. Mada se esforzó mucho en su trabajo: recorrió todo el continente escondiendo en las entrañas de la tierra joyas mágicas que se multiplicarían con el tiempo, creando diferentes tribus cada una con diferentes habilidades y poderes y llenando cada rincón con plantas maravillosas y animales fantásticos. Las otras cinco hermanas, en especial Armisa, no soportaron sus celos cuando vieron el excelente trabajo que había hecho su hermana y decidieron tratar de acabar con su continente para así destruirla. Mada ya había presentido las malas intenciones de sus hermanas, pero sólo tuvo tiempo de crear hadas protectoras que mantendrían a salvo por un tiempo su territorio asignado. América resistió por muchos milenios los ataques de las Diosas envidiosas, pero con el tiempo los poderes de Mada se debilitaron, puesto que necesitaba del resto de sus hermanas para hacer un ritual que le devolvía sus energías. Mada, como toda valerosa guerrera, luchó hasta el final en el ataque que condenaría el destino de nuestro continente hasta el fin de sus días: muchos marinos que acompañaron a Colón, a su regreso a Europa, relataron el terror que sintieron con las feroces tormentas que casi impiden que América fuese descubierta, pero Mada no pudo resistir más y Armisa se encargaría de que los europeos, sus súbditos, destruyeran y esclavizaran el tesoro que su hermana había creado milenios atrás. Por suerte, en algunas lugares quedaron algunas hadas que protegieron algunos sitios que hoy atesoramos como los testimonios del pasado.”
me encantaría ver la ilustración. se puede?
ReplyDeletejajajajajajajajajajajaja, yo la escaneo, pero es terrible!!!
ReplyDeleteTe invito a que visites este proyecto de wikispaces con notas que enriqueceran tu lectura del libro
ReplyDeletehttp://queenloana.wikispaces.com/
Saludos.
Oh dios. Ves lo que te digo, tenés madera. Jaja.
ReplyDeleteSaludos.
Se puede ver feminismo, sentido de justicia, y soledad de alguna forma entretejidas. He visto eso en escritos de tu blog. Creo que ese nivel de reflección tiene que ver con que seas tan carga!*
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* En mi país, carga es kool (no se si ahí se usa el término tuanis), no es ni mucho menos lo mismo que "sos una carga".
Aaah me encanta. :) bizcoha, pero me encanta. :)
ReplyDeleteJajajajajajajajajajaja, menos mal que aclaraste, no hubiera entendido nada ;)
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