No ha pasado ni un día y ya estoy investigando para el primer proyecto de Diseño. Una Terminal inter-urbana de autobuses, en algún terreno cerca de Loarque. Ya me dieron proyecto de Estructuras 3: revisión del cálculo de la estructura y cimentación de un edificio de más de tres pisos, que esté actualmente en construcción. Para Topografía tengo que comprar un cuaderno de tareas (qué Secundaria es eso), y matricular un laboratorio. Estoy esperando mañana por Instalaciones 1 e Historia de la arquitectura Latinoamericana, con uno de los peores maestros que he tenido en toda mi vida. La rutina puede ser tan reconfortante, sobretodo cuando necesitas un poco de anestesia para las emociones.
La facultad es toda extraña ahora. Cada año veo a menos de mis compañeros. Todos se cambian a universidades privadas, se van a otras carreras o se esfuman sin dejar rastro. Este año es el último en el que voy a ver a varios de mis mejores amigos, y detesto arañar el tiempo para que pase más lento. Hay tantos niños de primer ingreso; se destacan entre la multitud, su inocencia y entusiasmo los delata. Los mayores siguen igual, y yo no logro sentirme a gusto con ninguno de los dos grupos. Sigo como lo he hecho siempre, encerrándome en un pequeño grupo de conocidos.
Maldito primer día de clases en que me persiguió la Náusea todo el tiempo. Dormí como tres horas la noche anterior, y nunca logré levantarme por completo. Tenía una espantosa sensación de que algo me hacía falta y no quería enfrentar qué era. Necesitaba regresar a mi casa lo más rápido posible y tomar homeopatía para tragar el sabor amargo de todos los fantasmas que me continúan persiguiendo, por mucho que avance lejos de ellos.
La euforia está por llegar. A veces me levanto y no puedo creer que estoy estudiando esto. Es un reto muy emocionante. Por momentos tengo que retroceder ante la grandiosidad de esta mísera carrera: es gigantesca, y pareciera que te va a devorar con sus colmillos, pero no existe nada más que quisiera hacer en este momento y voy a trabajar hasta que mi último aliento de vida se agote.
La facultad es toda extraña ahora. Cada año veo a menos de mis compañeros. Todos se cambian a universidades privadas, se van a otras carreras o se esfuman sin dejar rastro. Este año es el último en el que voy a ver a varios de mis mejores amigos, y detesto arañar el tiempo para que pase más lento. Hay tantos niños de primer ingreso; se destacan entre la multitud, su inocencia y entusiasmo los delata. Los mayores siguen igual, y yo no logro sentirme a gusto con ninguno de los dos grupos. Sigo como lo he hecho siempre, encerrándome en un pequeño grupo de conocidos.
Maldito primer día de clases en que me persiguió la Náusea todo el tiempo. Dormí como tres horas la noche anterior, y nunca logré levantarme por completo. Tenía una espantosa sensación de que algo me hacía falta y no quería enfrentar qué era. Necesitaba regresar a mi casa lo más rápido posible y tomar homeopatía para tragar el sabor amargo de todos los fantasmas que me continúan persiguiendo, por mucho que avance lejos de ellos.
La euforia está por llegar. A veces me levanto y no puedo creer que estoy estudiando esto. Es un reto muy emocionante. Por momentos tengo que retroceder ante la grandiosidad de esta mísera carrera: es gigantesca, y pareciera que te va a devorar con sus colmillos, pero no existe nada más que quisiera hacer en este momento y voy a trabajar hasta que mi último aliento de vida se agote.
Su inocencia está en duda. Su entusiasmo, en la mayor parte de los casos, es ignorancia de lo que quieren, y de lo que viene.
ReplyDeleteY vos, sabes lo que quieres?
esa respuesta sería taaaan amplia. Es necesario delimitar. ¿En qué sentido?
ReplyDeleteAh pues, la verdad es la respuesta amplia la que quiero, entre más me digas mejor. Pero, como no quiero causarte hueva, podrias decirme qué queres de tu carrera, y que vas a hacer cuando salgas de la Autonoma, con qué propósito. Bueno, si, para qué quiero saberlo, no se. Puede que sea porque a veces busco sueños que puedo hacerlos mios tambien, a mi manera.
ReplyDelete