Después de muchos intentos al fin lo logró. Me convenció de que la reencarnación es técnicamente imposible.
Que chasco.
Me encantaba pensar que yo ya conocía a todos mis amigos y familiares desde hace muchas vidas, que alguna vez fui hombre, que había vivido en otros países, y que había tenido miles de otras vocaciones, antes de la que tengo ahora, que dormían en mi subconsciente, en espera de Brian Weiss para descubrir cuáles eran.
Ahora no tengo nada que esperar después de la muerte; ninguna posibilidad de volver a ver a mi abuelo o de conocer a la bisabuela de la que heredé mi horrendo segundo nombre. Tampoco voy a tener oportunidad de andar con los miles de actores con los que me habría gustado vivir un tórrido romance.
¿Por qué? ¿Por qué tenía que venir a bajarme de la nube en la que flotaba? Yo era tan feliz… Creía que podía darme el lujo de desperdiciar esta vida por que sencillamente me faltaban muchas por saldar, en las cuales iba a poder recuperar el tiempo perdido.
Si todos somos uno, como partículas de un sólo Dios, la individualidad es ilusoria, y al morir, nuestro cuerpo se desintegra, pero lo que sea que queda después se reúne con el resto de esa gran alma, de la que pareciera que estamos desconectados. Por lo tanto, yo no puedo renacer en otro cuerpo, por que sencillamente no soy un ser único, ni estoy separada de los demás. Así es como lo he entendido por lo menos. “Lo que llamamos reencarnación es una especie de memoria colectiva”.
Todo indica que no tengo otro remedio que vivir como si fuera a morir mañana.
Estos últimos meses he tenido la espina de ver cómo me alejaba cada vez más de una amiga, con quien fui muy cercana desde que entré a la facultad, hace tres años. Todo empezó cuando me di cuenta que la increíble confianza que yo tenía en ella, no era recíproca, y que otra amiga que teníamos en común había tomado mi lugar, o mejor dicho, adquirido el que yo creía tener.
Con mi mejor amiga de toda la vida también pasó algo similar. Nos conocemos desde que tenemos uso de razón, la respeto, la admiro y la adoro con toda el alma, pero ella no me busca cuando tiene problemas. Ella no me cuenta qué hay de nuevo en su vida, nunca me llama para tener una plática profunda sobre el significado de su existencia, o de la mía. Y ahora tiene otros amigos que son con los que sale a tomar café y relatar sus más recientes aventuras.
Cuando esas cosas me pasaban tenía tendencia a preguntarme qué era lo que yo estaba haciendo mal. Soy una descarada exhibicionista emocional y que la gente fuera reservada conmigo me parecía un signo de desconfianza, de indiferencia. Tuve que aprender a aceptarlo. No puedo exigir de los demás cierto comportamiento; puedo dar, pero no esperar recibir nada a cambio. He tenido la fortuna de encontrar ciertos amigos con quien pareciera que nos conocíamos antes de habernos visto. Y en vista de las circunstancias pasadas, me pregunto qué camino va a tomar nuestra amistad. Por que he descubierto que no es la cotidianidad lo que refuerza un lazo: la rutina no garantiza nada. Hay amigos que están a lo lejos que me encantaría que supieran que nunca me olvido de ellos, y que comparto sus tristezas y sus alegrías. Suena gastado, pero es cierto.
Con mi mejor amiga de toda la vida también pasó algo similar. Nos conocemos desde que tenemos uso de razón, la respeto, la admiro y la adoro con toda el alma, pero ella no me busca cuando tiene problemas. Ella no me cuenta qué hay de nuevo en su vida, nunca me llama para tener una plática profunda sobre el significado de su existencia, o de la mía. Y ahora tiene otros amigos que son con los que sale a tomar café y relatar sus más recientes aventuras.
Cuando esas cosas me pasaban tenía tendencia a preguntarme qué era lo que yo estaba haciendo mal. Soy una descarada exhibicionista emocional y que la gente fuera reservada conmigo me parecía un signo de desconfianza, de indiferencia. Tuve que aprender a aceptarlo. No puedo exigir de los demás cierto comportamiento; puedo dar, pero no esperar recibir nada a cambio. He tenido la fortuna de encontrar ciertos amigos con quien pareciera que nos conocíamos antes de habernos visto. Y en vista de las circunstancias pasadas, me pregunto qué camino va a tomar nuestra amistad. Por que he descubierto que no es la cotidianidad lo que refuerza un lazo: la rutina no garantiza nada. Hay amigos que están a lo lejos que me encantaría que supieran que nunca me olvido de ellos, y que comparto sus tristezas y sus alegrías. Suena gastado, pero es cierto.
A pesar de las distancias, a pesar de las nuevas interacciones que conlleva la madurez, son necesarios los amigos cercanos. No los que se limitan a acompañarte al cine y se toman una cerveza contigo, sino los que te toman de la mano y se preocupan por mantener una conexión, por evolucionar junto a ti, por enseñarte y aprender, por verte vivir y no enterarte una vez al mes de cómo te ha ido. He dejado de esperar que esas personas permanezcan conmigo toda la vida, o que sea una sola persona y borrar al resto de la humanidad del mapa. Son diferentes personas para diferentes etapas. Agradezco mucho a las que tengo en este momento. A veces olvido que eventualmente se van a ir, me van a reemplazar o que todo se va a enfriar. Otros días lo tengo presente, como hoy.
If someone wants a sheep, then that means that he exists.
-- Antoine de Saint-Exupery, "The Little Prince"
Hoy, como siempre, me levanté a las 5:55 am, esperé a que terminara Gilmore Girls, y cuando empezó la músiquita de The West Wing, me fui a bañar. Para variar, me tardé demasiado en vestirme y subí a desayunar. Cinco minutos tratando al mismo tiempo de leer el periódico y masticar una enchilada, y Yanis me llamó que ya subía por mí. Nunca termino de levantarme del todo, pero hoy pasó algo increíble. Tuve un súbito ataque de cólera y de aburrimiento mezclados en proporciones que hicieron que me desquitara con el pobre tipo en cuestión. Hay algunos momentos de mi vida en que no soporto voces humanas, mucho menos cuando dan explicaciones lógicas para que mis malestares desaparezcan, pero simplemente no las voy a escuchar; hoy tuve uno de esos momentos.
Una hora de Estructuras con el ingeniero Wong. Que hace unos días, a pesar de que con mi grupo tenemos dos meses de estarlo hostigando para que nos apruebe el proyecto final, cuando otro grupo le presentó el suyo tuvo el descaro de decirles “son los primeros. Nadie me ha presentado trabajos aún.” No hay palabras que expresen la capacidad de autocontrol que tuve que tener en ese momento. Ya me miraba yo expulsada de las universidades de Centroamérica por haberle tirado una lapicera a un profesor, así que sólo puse mi habitual cara de indignación y fui a desahogarme con todos los que encontré a mi paso.
Después a Instalaciones. Gracias a los espíritus del bosque hoy no llegó el profesor. No creía poder aguantar dos horas seguidas de dictado espantoso sobre quién-sabe-qué tema-que-sólo-voy-a-entender-hasta-que-estudie-sola-y-no-copie-mecánicamente. Después de esperar a Nancy por mil horas, para que me dijera que todavía no había terminado con las plantas de Diseño, fuimos con Yanis a que configuraran mi celular para que tuviera Internet. Se le acabó la batería justo antes de Historia, así que no tuve otro remedio más que escuchar la exposición sobre los araucanos. Cuando regresé a mi casa lo puse a cargar y he estado el resto del día, con una interrupción de tres horas para hacer una perspectiva y escribir esto, tratando de bajar ringtones e imágenes decentes, pero desde luego, es Celtel y no he logrado nada.
El dilema de todas las noches se presenta: ¿Estudio como niña responsable, o veo tele y me duermo temprano? Daría una lista de las posibles opciones televisivas que se presentan los jueves, pero no tengo necesidad de que sepan cuán superficial realmente soy. Debería de haber empezado a trabajar hace cuarenta minutos, así que me voy a ir a comer sólo para completar la hora.
Por una vez me pregunto cuáles son las decisiones que yo tomaría si ignorara todos los factores externos y a los terceros que intervienen en una situación. Cuando todos se han ido y continúan con sus vidas, te quedas solo preguntándote qué tanto valió la pena haber considerado su opinión, a la hora de determinar tu destino. El mío es un miedo genético: cuando me veo escogiendo patrones antes vistos en familiares, me asusto por que de verdad no quiero terminar igual, pero al mismo tiempo si ellos continúan actuando como les da la gana, pues yo también puedo hacerlo y nadie debería estar reclamándome.
Antes creía que el tiempo y la soledad te dan una nueva perspectiva, pero creo que sobreestimé esa afirmación.
“Volver no significa retroceder”. Todavía necesito responder a una pregunta esencial antes de poder decir cualquier cosa. Pero admiro a todos aquellos que andan por caminos que nadie recomienda y no dan excusas, ni piden perdón a nadie. De todas formas, nunca se queda bien con la gente. Te equivocas en algo, pides disculpas y es como que si le hubieras estado hablando a la pared.
Antes creía que el tiempo y la soledad te dan una nueva perspectiva, pero creo que sobreestimé esa afirmación.
“Volver no significa retroceder”. Todavía necesito responder a una pregunta esencial antes de poder decir cualquier cosa. Pero admiro a todos aquellos que andan por caminos que nadie recomienda y no dan excusas, ni piden perdón a nadie. De todas formas, nunca se queda bien con la gente. Te equivocas en algo, pides disculpas y es como que si le hubieras estado hablando a la pared.
"The grand essentials of happiness are: something to do, something to love, and something to hope for."
Hoy es el cumpleaños de una amiga, y nos invitó a Ruby’s a tomar un trago y a comer algo para celebrar. Pero yo no bebo desde hace mucho tiempo, y se me nota. Con un Mai-Tai y una Margarita ando desvariando. Es demasiada vergüenza. Sólo quería regresar a mi casa. Si hoy fuera un viernes, o un sábado, sin tareas para el domingo, no tendría ningún problema en anestesiarme un poco, pero hoy, un lunes, con clases mañana, siento que es demasiada perdición. Aún para mí. La decadencia iba a continuar en casa de esa amiga, pero con todo y mi náusea y mi verborrea desesperada, me di cuenta que no tengo ninguna razón para estar allí. No hay nadie a quien yo quiera ver o que me necesite en ese lugar. Mejor regreso al mundo normal, donde mi papá se burla un rato de mí por que me siente el aliento a alcohol, mientras yo le juro que sólo fue un trago; me duermo temprano y sigo con mi vida.
Horóscopo de hoy: “It’s about to be conclusively demonstrated that you’re sitting pretty regarding a vocational, romantic, artistic, or health issue. Since you’ve been pacing and fretting about whether your efforts were worthwhile for some time, this should come as welcome news.”
Hoy nos aprobaron la planta en Diseño. Al fin. Ayer estuvimos hasta las siete de la noche encerradas en un aula, esperando descifrar los misterios de las casas con rampas. Y valió la pena.
Necesito que me actualicen mi historial homeopático: siento a cada instante que todo esto se va a derrumbar encima de mi cabeza, y que sólo hay un hilo amarrado a mi cintura que evita que me caiga al vacío, del cual nunca me voy a poder levantar.
Le comentaba a Jose la predicción que le hicieron a mi mamá a los 17 años, que se iba a casar con un ingeniero y que iba a tener una hija monja. Cuando yo cumplí los 17 años, le dije a mi madre que quería tomar los votos, y ella me contó por primera vez esa anécdota. En ese instante me pareció todo tan impactante que no seguí con mi deseo con tal de retar al destino y ver si era realmente cierto. A ver si no importa lo que hiciera, estaba escrito y si se cumpliría. Cuando tuve novio tuve un ligero respiro de alivio, creyendo que aquello no podía estar más lejos. Pero después de toda la debacle, me encuentro, mucho tiempo después, sin haber pisado tierra firme en cuanto a expectativas, y con un sentido distorsionadísimo de la realidad. Recordé la terrible premonición.
Si me hubiese hecho monja cuando sentía el “llamado” y creía en todo aquello, hubiese sentido que estaba cumpliendo mi vocación. Que el apartarme del mundo era por un motivo trascendental e increíble, que me habría hecho encontrarme con un nivel superior de entendimiento. La perspectiva de hacerme monja hoy, sólo sería una confirmación de mi decepción del mundo, de mi incapacidad de lidiar con él y de no haber encontrado a alguien con quien poder crear un pequeño universo en el cual refugiarme, para huir del existente.
Hay épocas en las que añoro el pasado, por que la memoria tiene esa maligna habilidad de obviar lo que atravesaba cuando estaba en ese período y donde, ni aún entonces, las cosas se sostenían por sí solas.
Qué maldición. No sé qué hacer. La puerta que no se cierra y que no permite entrar a nadie más.
Hoy nos aprobaron la planta en Diseño. Al fin. Ayer estuvimos hasta las siete de la noche encerradas en un aula, esperando descifrar los misterios de las casas con rampas. Y valió la pena.
Necesito que me actualicen mi historial homeopático: siento a cada instante que todo esto se va a derrumbar encima de mi cabeza, y que sólo hay un hilo amarrado a mi cintura que evita que me caiga al vacío, del cual nunca me voy a poder levantar.
Le comentaba a Jose la predicción que le hicieron a mi mamá a los 17 años, que se iba a casar con un ingeniero y que iba a tener una hija monja. Cuando yo cumplí los 17 años, le dije a mi madre que quería tomar los votos, y ella me contó por primera vez esa anécdota. En ese instante me pareció todo tan impactante que no seguí con mi deseo con tal de retar al destino y ver si era realmente cierto. A ver si no importa lo que hiciera, estaba escrito y si se cumpliría. Cuando tuve novio tuve un ligero respiro de alivio, creyendo que aquello no podía estar más lejos. Pero después de toda la debacle, me encuentro, mucho tiempo después, sin haber pisado tierra firme en cuanto a expectativas, y con un sentido distorsionadísimo de la realidad. Recordé la terrible premonición.
Si me hubiese hecho monja cuando sentía el “llamado” y creía en todo aquello, hubiese sentido que estaba cumpliendo mi vocación. Que el apartarme del mundo era por un motivo trascendental e increíble, que me habría hecho encontrarme con un nivel superior de entendimiento. La perspectiva de hacerme monja hoy, sólo sería una confirmación de mi decepción del mundo, de mi incapacidad de lidiar con él y de no haber encontrado a alguien con quien poder crear un pequeño universo en el cual refugiarme, para huir del existente.
Hay épocas en las que añoro el pasado, por que la memoria tiene esa maligna habilidad de obviar lo que atravesaba cuando estaba en ese período y donde, ni aún entonces, las cosas se sostenían por sí solas.
Qué maldición. No sé qué hacer. La puerta que no se cierra y que no permite entrar a nadie más.
Una amiga mía, una asidua lectora de libros de auto-ayuda (cosa que creo que está bien por que demuestra su deseo de superación), ha convertido en una de sus más recurrentes características unos despliegues de sinceridad desmesurados. Al principio creía que era algo dulce cuando ella te apartaba y expresaba cosas como su admiración hacia alguien o su deseo de aprender, pero resulta que también tiene la misma apertura para decirle los defectos a los demás. A mí no me ha dicho nada, por ahora, así que este no es un escrito de venganza, pero estoy cuestionando seriamente ese hábito suyo de “decir las cosas como son”. El otro día que le estaba diciendo a otra amiga como ella sólo se fija en las cosas malas que hacen los demás estuve a un paso de pararla en seco y decirle que no era la única.
Desde que leí “Demian” aprendí que todo aquello que nos molesta de los demás es por que nosotros lo tenemos en alguna medida y odiamos verlo reflejado en otros. Nada que no seamos nos puede incomodar. Por lo que la tendencia de esta chava de estar corrigiendo o intentando mejorar a los demás es completamente innecesaria y refleja una intolerancia bárbara. ¿Por qué mejor no se pregunta las razones por las cuales ella considera el comportamiento de los demás como equivocado, y trata de mejorar ella en su interior, en lugar de malgastar energía queriendo enderezar al mundo externo (algo imposible)?
Desde que leí “Demian” aprendí que todo aquello que nos molesta de los demás es por que nosotros lo tenemos en alguna medida y odiamos verlo reflejado en otros. Nada que no seamos nos puede incomodar. Por lo que la tendencia de esta chava de estar corrigiendo o intentando mejorar a los demás es completamente innecesaria y refleja una intolerancia bárbara. ¿Por qué mejor no se pregunta las razones por las cuales ella considera el comportamiento de los demás como equivocado, y trata de mejorar ella en su interior, en lugar de malgastar energía queriendo enderezar al mundo externo (algo imposible)?
En aquella ocasión no dije nada por que vi que mi otra amiga no se ofendió tanto con el comentario. Lo tomó como bien intencionado y producto del estrés y el mal momento que estábamos pasando. Yo sé que hay ocasiones en que cuando alguien nos dice en qué andamos mal eso resulta en una apertura de ojos increíble, y nuestra vida cambia y quién sabe que más. Pero eso ocurre únicamente cuando estamos abiertos a las opiniones y no ponemos nuestro orgullo por delante. Además, los verdaderos cambios tienen impacto cuando los decidimos nosotros. Quítate la paja de tu propio ojo, antes de hablar…
Es increíble cómo el cambio es perceptible hasta que uno se encuentra en situaciones que antes te hubieran destrozado el alma y ahora eres capaz de decidir que debes trascenderlas. Cuando vi a mi primo pequeño me impactó tanto ver tanta alegría desenfrenada, sin limitantes auto impuestas, ni cargas absurdas atribuidas a las decisiones. Me pregunto cómo va a ser cuando tenga mi edad. Cuando tenga que aceptar y perdonar los errores de sus padres, cuando sostenga su vida en sus manos y sienta que tiene que hacer algo con ella y no dejarla escurrir sin dirección. Espero que esa alegría sea aún mayor, y que no desperdicie tiempo en creer que son cosas sin sentido lo que validan su existencia.
Hoy me devolvieron mi segundo examen de Estructuras y casi me muero cuando me vi como una más de la multitud de reprobados. Por alguna revelación divina, el ingeniero se compadeció de nosotros y nos puso un ejercicio y una composición “¿Qué fue lo más importante de Semana Santa”, para subirnos treinta puntos. Yo dije que iba a ser lo que fuera necesario para pasar esta clase, y si tengo que aceptar humildemente que mi examen andaba por la banana (ouch), rehacer el ejercicio y escribir un texto demasiado cursi para ser posteado en este blog, lo voy a hacer. No voy a tolerar más actitudes de mártir de mi parte. Esa ruleta emocional de estar bien si me va bien en las clases y desmoronarme cuando no es exasperante. Estoy cansada. Estoy aburrida. Necesito evolucionar.
Hoy me devolvieron mi segundo examen de Estructuras y casi me muero cuando me vi como una más de la multitud de reprobados. Por alguna revelación divina, el ingeniero se compadeció de nosotros y nos puso un ejercicio y una composición “¿Qué fue lo más importante de Semana Santa”, para subirnos treinta puntos. Yo dije que iba a ser lo que fuera necesario para pasar esta clase, y si tengo que aceptar humildemente que mi examen andaba por la banana (ouch), rehacer el ejercicio y escribir un texto demasiado cursi para ser posteado en este blog, lo voy a hacer. No voy a tolerar más actitudes de mártir de mi parte. Esa ruleta emocional de estar bien si me va bien en las clases y desmoronarme cuando no es exasperante. Estoy cansada. Estoy aburrida. Necesito evolucionar.
Hasta hoy entendí qué es lo que has estado tratando de decirme todo este tiempo.
Todo esto es una mentira.
Una ilusión.
Un chiste.
Y debería de tratarlo como tal.
(Nada realmente importa y aún así tengo que hacerlo)
No soy lo que creo, no soy lo que veo y no soy ni siquiera lo que soy.
Esto es una mentira.
Una ilusión.
El Chiste.
Y DEBERÍA TRATARLO COMO TAL.
Todo esto es una mentira.
Una ilusión.
Un chiste.
Y debería de tratarlo como tal.
(Nada realmente importa y aún así tengo que hacerlo)
No soy lo que creo, no soy lo que veo y no soy ni siquiera lo que soy.
Me encanta por que estoy convencida y nunca lo has dicho directamente. Tu mensaje es muy diferente de tu persona. Tengo esa tendencia: a inventar, a querer creer, a adornar mentalmente aquello que pareciera ser normal. Pero aún así. Hoy entendí lo que has estado tratando de decirme todo este tiempo.
Esto es una mentira.
Una ilusión.
El Chiste.
Y DEBERÍA TRATARLO COMO TAL.
Estaba tan preocupada. Pensé por un instante que ninguno de mis primos era rescatable, o que de seguro yo tenía problemas mentales serios para verlos a todos como un montón de seres vacíos y genéricos, pero he aquí que la vida me ha devuelto la esperanza en mi apellido. Tiene siete años y está en tercer grado. Lo descubrieron un día leyendo un cuento enfrente de su clase cuando estaba en kinder, y como a cualquier fenómeno paranormal, se le hicieron estudios que determinaron que debería de estar en segundo grado, pero por la edad sólo lo adelantaron a primero.
Está completamente obsesionado con la música (de Mtv, pero es un comienzo, y no es tan mala señal, pues hasta yo empecé por allí), lee como loco, recuerda todo lo que se le dice y es más inquieto que una convención de huracanes a partir de mayo.
Le digo a mi madre que sería perfecto si fuera niña, pero si fuera niña se la hubiera robado a mis tíos, así que mejor así.
Está completamente obsesionado con la música (de Mtv, pero es un comienzo, y no es tan mala señal, pues hasta yo empecé por allí), lee como loco, recuerda todo lo que se le dice y es más inquieto que una convención de huracanes a partir de mayo.
Le digo a mi madre que sería perfecto si fuera niña, pero si fuera niña se la hubiera robado a mis tíos, así que mejor así.
Hoy fue uno de eso días en los que tu mente dice una cosa, tu corazón anhela otra y tu cuerpo está fijado en algo que no tiene absolutamente nada que ver con ninguna de las dos anteriores. Es como estar sobre una carreta de la cual jalan tres caballos en direcciones distintas, que anulan cada una el movimiento del otro y terminas permaneciendo en el mismo lugar.
Yo sé que hoy no puedes entenderlo, te cuesta creerlo y parece imposible alcanzarlo.
Pero está ahí.
Has caído en la trampa autodestructiva de ponerlos a todos frente a ti y compararte.
Pero esto es diferente.
Estás acostumbrada a tenerlo todo inmediatamente, en cuanto lo pides, y te desespera la incertidumbre.
Pero llegará.
Observas cómo otros se enfrascan en sus ciclos enfermizos, y sólo quisieras escapar.
Pero eso no te incumbe.
Has tenido demasiada paciencia y exiges señales.
Pero esto no depende de ti.
Sigues creyendo que es algo externo que vendrá a salvarte de la monotonía.
Pero no es así como funciona.
Crees que es algo parecido a lo que has vivido y te sigues aferrando al pasado.
Pero nunca lo has visto antes.
Estás consciente que no hay mucho que puedas hacer.
Pero no significa que no tengas nada que perder.
Realmente no te conoces y eso me avergüenza.
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Has caído en la trampa autodestructiva de ponerlos a todos frente a ti y compararte.
Pero esto es diferente.
Estás acostumbrada a tenerlo todo inmediatamente, en cuanto lo pides, y te desespera la incertidumbre.
Pero llegará.
Observas cómo otros se enfrascan en sus ciclos enfermizos, y sólo quisieras escapar.
Pero eso no te incumbe.
Has tenido demasiada paciencia y exiges señales.
Pero esto no depende de ti.
Sigues creyendo que es algo externo que vendrá a salvarte de la monotonía.
Pero no es así como funciona.
Crees que es algo parecido a lo que has vivido y te sigues aferrando al pasado.
Pero nunca lo has visto antes.
Estás consciente que no hay mucho que puedas hacer.
Pero no significa que no tengas nada que perder.
Realmente no te conoces y eso me avergüenza.
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Hola:
Hoy me contaron que (…) se casó hace un mes con su novio del que está esperando un hijo, en agosto.
Hoy me contaron que (…) se casó hace un mes con su novio del que está esperando un hijo, en agosto.
¿Te imaginás si yo hubiese quedado embarazada? Habríamos confirmado las peores paranoias de tu mamá y de mi papá. Serías uno más de la lista negra de tu familia, mientras que yo hubiese seguido con el mismo destino del 99% de las mujeres de la mía. Hubiésemos tenido que dejar de estudiar y empezar a trabajar. Me habrías reclamado por el resto de los tiempos que no fuiste a Europa a convertirte en un gran doctor y yo te habría echado en cara que por vos no me convertí en la Simone de Beauvoir latinoamericana. Mis papás probablemente nunca hubieran querido ver a nuestro desgraciado hijo, que iba a ser uno más en la gran masa de niños no deseados del Universo. Como si ya no fuéramos bastantes.
Muy en el fondo, a veces me gustaría que eso hubiese pasado. Tendría una buena razón para irme de esta casa y romper definitivamente con los lazos familiares, y con una manutención alterna asegurada. Dejaría atrás esa carrera que a veces creo que me está succionando toda la energía y desintegrando cada partícula de vida. Mi narcisismo permanente se habría esfumado en otro ser que dependería de mí y que me daría la razón para existir, que parece que nunca voy a encontrar. Me vería obligada a dejar atrás esas ambiciones descabelladas que hierven mi sangre y me convierten en esta criatura obsesiva y controladora que todo mundo termina por abandonar. Todo sería simple finalmente.
Hasta que el hijo creciera y me reclamar por mi vida conformista y mediocre, como yo le reclamo a mis padres la suya.
No estoy diciendo que todo esto le va a pasar a (…), ni se lo deseo tampoco. Ella está muy feliz, y tiene su existencia toda planeada. Pero con nosotros, esas cosas sencillas que los demás no tenían problemas en disfrutar, resultaban una cadena interminable de desastres que sólo arrastraban desgracias a su paso.
Entiendo que nada de lo que expuse en mi lunático desahogo ocurrió, por que habría sido una escapatoria fácil a estas vidas complicadas que elegimos, cada uno de los dos.
Sinceramente espero que estés bien, donde sea y con quien sea que estés.
Marcela
Muy en el fondo, a veces me gustaría que eso hubiese pasado. Tendría una buena razón para irme de esta casa y romper definitivamente con los lazos familiares, y con una manutención alterna asegurada. Dejaría atrás esa carrera que a veces creo que me está succionando toda la energía y desintegrando cada partícula de vida. Mi narcisismo permanente se habría esfumado en otro ser que dependería de mí y que me daría la razón para existir, que parece que nunca voy a encontrar. Me vería obligada a dejar atrás esas ambiciones descabelladas que hierven mi sangre y me convierten en esta criatura obsesiva y controladora que todo mundo termina por abandonar. Todo sería simple finalmente.
Hasta que el hijo creciera y me reclamar por mi vida conformista y mediocre, como yo le reclamo a mis padres la suya.
No estoy diciendo que todo esto le va a pasar a (…), ni se lo deseo tampoco. Ella está muy feliz, y tiene su existencia toda planeada. Pero con nosotros, esas cosas sencillas que los demás no tenían problemas en disfrutar, resultaban una cadena interminable de desastres que sólo arrastraban desgracias a su paso.
Entiendo que nada de lo que expuse en mi lunático desahogo ocurrió, por que habría sido una escapatoria fácil a estas vidas complicadas que elegimos, cada uno de los dos.
Sinceramente espero que estés bien, donde sea y con quien sea que estés.
Marcela
Podría venir y decir: “no hay nada como las vacaciones y la convivencia familiar obligatoria para hacerte extrañar las clases y querer volver a la universidad”, o bien: “a veces siento que no tengo donde refugiarme: las clases son espantosas, pero me quedo en mi casa y el panorama se ve aún más negro”.
Puedes sacar al hombre del pueblo, pero no puedes sacar al pueblo del hombre. Siempre que yo tengo algún nivel de cercanía con amigos chavos, mi papá empieza a hacer comentarios estúpidos. Casi se muere de un infarto cuando me fui a la playa con uno de ellos, por que según él “ese tipo de viajes sólo los hacen las parejas”, y cuando quise ir con ese mismo amigo a visitar a mi abuela, no me dejó por que tenía miedo de lo que pudieran pensar sus vecinos: “van a creer que es tu novio”. Como si eso tuviera algo de malo. Anoche fue: “el vecindario no debería de verte entrando a una casa sola con un chavo”. En nombre de la paz, no comenté nada, y le dije que íbamos a ser varios amigos. Pero hoy uno de ellos llamó a mi casa en la mañana, mientras yo estaba dormida, mi mamá contestó y mi papá quería preguntarle si de verdad él me había visto anoche.
Si así es con mis amigos hombres, se pueden hacer una pequeña idea de cómo paranoiquea cuando tengo novio. (Hay días en los que me doy cuenta de la que te salvaste al haberte ido S.) Por mucho tiempo peleé con él y me convertí en un estandarte de la liberación femenina, pero eventualmente tuve que ceder por que con él no hay razonamiento lógico que valga. A veces se vuelve sencillamente humillante. Lo divertido es que yo me porto bien. Todo aquello que él tiene miedo de que yo esté haciendo a sus espaldas, no lo hago no por miedo a lo que van a decir los demás, ni por no defraudarlo a él, sino por que tengo una imagen muy clara de lo que quiero que sea mi vida y no voy a desviarme ni a malgastar energías en cosas que me alejen de ella. Pero desde luego, las mujeres cuando están a solas con los hombres sólo pueden pensar en una cosa. O por lo menos así creen en los pueblos.
Todas estas cosas con las que tengo que lidiar tienen que tener un propósito. Son un dolor necesario para que me convierta en algo en específico. TIENE que ser así, tengo que pensar así, por que si no esto es sencillamente insoportable.
Puedes sacar al hombre del pueblo, pero no puedes sacar al pueblo del hombre. Siempre que yo tengo algún nivel de cercanía con amigos chavos, mi papá empieza a hacer comentarios estúpidos. Casi se muere de un infarto cuando me fui a la playa con uno de ellos, por que según él “ese tipo de viajes sólo los hacen las parejas”, y cuando quise ir con ese mismo amigo a visitar a mi abuela, no me dejó por que tenía miedo de lo que pudieran pensar sus vecinos: “van a creer que es tu novio”. Como si eso tuviera algo de malo. Anoche fue: “el vecindario no debería de verte entrando a una casa sola con un chavo”. En nombre de la paz, no comenté nada, y le dije que íbamos a ser varios amigos. Pero hoy uno de ellos llamó a mi casa en la mañana, mientras yo estaba dormida, mi mamá contestó y mi papá quería preguntarle si de verdad él me había visto anoche.
Si así es con mis amigos hombres, se pueden hacer una pequeña idea de cómo paranoiquea cuando tengo novio. (Hay días en los que me doy cuenta de la que te salvaste al haberte ido S.) Por mucho tiempo peleé con él y me convertí en un estandarte de la liberación femenina, pero eventualmente tuve que ceder por que con él no hay razonamiento lógico que valga. A veces se vuelve sencillamente humillante. Lo divertido es que yo me porto bien. Todo aquello que él tiene miedo de que yo esté haciendo a sus espaldas, no lo hago no por miedo a lo que van a decir los demás, ni por no defraudarlo a él, sino por que tengo una imagen muy clara de lo que quiero que sea mi vida y no voy a desviarme ni a malgastar energías en cosas que me alejen de ella. Pero desde luego, las mujeres cuando están a solas con los hombres sólo pueden pensar en una cosa. O por lo menos así creen en los pueblos.
Todas estas cosas con las que tengo que lidiar tienen que tener un propósito. Son un dolor necesario para que me convierta en algo en específico. TIENE que ser así, tengo que pensar así, por que si no esto es sencillamente insoportable.
Siento que debo recoger los pedacitos de mi ser desparramados en el suelo, otra vez. La diferencia es que esta vez no sé por qué me siento así. Atribuyo mi tristeza permanente a películas, al exceso de ocupaciones y de muertes, pero la verdad no conozco la razón. Podría tratar de distraerme con los substitutos pobres, pero ya ni siquiera esos están a mano.
Mais les délires de supériorité de certaines personnes ne m’impressionnent pas. Les goûts en musique, littérature, films ou n’importe quelle branche des arts ne disent rien sur ta qualité d’être humain. Et j’en ai marre des gens qui veulent t’enfermer dans une catégorie d’après tes choix, ou bien qu’ils refusent d’approfondir dans une interaction avec ceux qu’ils ne considèrent pas comme ses « semblables ». Ce niveau de stupidité me répugne.
On Friday, my mother told me about a dream she had in which appeared my deceased grandfather. She viewed it as a bad omen, and was worried that something bad might happen to one of us. I wonder if it was really a signal, but yesterday night, a son of some friends of my parents died in a car accident. He was just three years older than me.
We used to be friends when we were little. The only memory I have of him is one where he is teaching how to “undress a pizza”, a joke that nobody, but us, thought was funny. We both grew up and we didn’t have anything in common, so he just became another person I knew, but he wasn’t really my friend. Nonetheless, it’s really weird to think that he’s gone. Today I answered the phone and it was her crying mother, who wanted to leave a message for my parents. I panicked. I didn’t know what to say to her. It seemed that any attempt to comfort her would just make her burst into tears even more.
It’s another situation where I find myself to be impotent in front of someone else’s pain.
We used to be friends when we were little. The only memory I have of him is one where he is teaching how to “undress a pizza”, a joke that nobody, but us, thought was funny. We both grew up and we didn’t have anything in common, so he just became another person I knew, but he wasn’t really my friend. Nonetheless, it’s really weird to think that he’s gone. Today I answered the phone and it was her crying mother, who wanted to leave a message for my parents. I panicked. I didn’t know what to say to her. It seemed that any attempt to comfort her would just make her burst into tears even more.
It’s another situation where I find myself to be impotent in front of someone else’s pain.
(I’m so stupid. Just before I got the news, I was so angry at my parents I took the car and I was driving so fast, secretly wanting to just disappear.)
Vi "the constant gardener". Y me gustó mucho pero ahora no sé cómo sacudirme esa enorme pesadez y tristeza que me dejó. Yo he escuchado historias de todo lo que pasa en África, pero después de verla me siento tan culpable por no estar mejor enterada, por no estar haciendo algo, por no tener siquiera en mis planes hacer algo al respecto. Por primera vez no me centré en la historia de amor de la película. El sufrimiento de Justin me pareció abrumador, pero en relación a la indiferencia y a la negligencia con que se trata al resto de un continente, parece insignificante.
Alguien alguna vez tiene que ser capaz de darme muchas explicaciones.
Mi amigo Flavio citó a Freud hace unos meses: “lo que más rechaza la mente es lo que más anhela el espíritu”. Voy a explicar por qué menciono esto.
Esta semana ha sido semana de exámenes. El lunes tuve de Estructuras, el miércoles de Topografía. He estudiado como maniática desde el fin de semana, y no he descansado mucho que digamos, así que tengo sueño rezagado de la semana pasada. Lunes, miércoles y viernes tenemos revisión de Diseño. Ya empezamos el último proyecto: una casa para discapacitados, proyectada únicamente con rampas, en un terreno de 12 metros de desnivel. Desde luego, con los exámenes, no hemos tenido tiempo de trabajar, y nuestras revisiones han sido improvisadas y mediocres. No habíamos pensado bien en el proyecto, y presentamos lo primero que se nos ocurrió. Pero hoy, con todo el tiempo del mundo, nos quedamos en la universidad a “concretar ideas”. Casi seis horas pegadas a una mesa y no salió nada. Nada utilizable, nada convincente, nada digno de mostrar.
Estamos cansadas, y esos días feriados que se asoman no son precisamente estimulantes para querer trabajar hoy. Y ese bloqueo creativo me hace preguntarme qué estoy haciendo de mi vida, por qué escogí esta carrera y si realmente vale la pena todo esto.
¿Qué diablos necesito para diseñar?
Estos últimos días he estado discutiendo con un amigo sobre el uso de alucinógenos como un medio para auto conocerse. Si bien respeto que ese sea su criterio, me parece que la mayoría de la gente lo utiliza como una forma de evadir la realidad, y me asustan los posibles daños físicos que pueda sufrir. Pero hoy estaba sentada frente a ese terreno odioso, y lo único en lo que podía pensar era en si fumar me daría una nueva perspectiva de mi problema. Tal vez estoy tan cerrada mentalmente que no puedo ver la solución obvia, y una forma de acceder a ella sea a través de un “estado alterado de conciencia”. Pero, ¿y si aprendo a depender de ello para los diseños? Mucha gente en la facultad es así. No sería la primera, ni la única.
De alguna forma temo que sentiría que me estoy mintiendo a mí misma. Que aún si esas ideas están encerradas en mi subconsciente, si necesito de elementos extraños para reconocerlas, no las merezco. Como si el verdadero mérito estuviera en lo que cree con mi imaginación inalterada. Pero no sé si estoy siendo puritana, cobarde y limitada. Lo rechazo tan vehementemente que me pregunto si no es lo que verdaderamente necesito. Por ende la cita de Freud.
¿Cómo resuelvo este dilema? Fácil. Aunque quisiera intentarlo, no conozco a nadie con quién conseguir sustancias ilícitas. Tengo que recurrir a métodos conocidos para buscar ideas: comer, bañarme, descansar y escuchar música. Rogar a los espíritus del bosque que algo caiga del cielo y que yo esté preparada para atraparlo.
Esta semana ha sido semana de exámenes. El lunes tuve de Estructuras, el miércoles de Topografía. He estudiado como maniática desde el fin de semana, y no he descansado mucho que digamos, así que tengo sueño rezagado de la semana pasada. Lunes, miércoles y viernes tenemos revisión de Diseño. Ya empezamos el último proyecto: una casa para discapacitados, proyectada únicamente con rampas, en un terreno de 12 metros de desnivel. Desde luego, con los exámenes, no hemos tenido tiempo de trabajar, y nuestras revisiones han sido improvisadas y mediocres. No habíamos pensado bien en el proyecto, y presentamos lo primero que se nos ocurrió. Pero hoy, con todo el tiempo del mundo, nos quedamos en la universidad a “concretar ideas”. Casi seis horas pegadas a una mesa y no salió nada. Nada utilizable, nada convincente, nada digno de mostrar.
Estamos cansadas, y esos días feriados que se asoman no son precisamente estimulantes para querer trabajar hoy. Y ese bloqueo creativo me hace preguntarme qué estoy haciendo de mi vida, por qué escogí esta carrera y si realmente vale la pena todo esto.
¿Qué diablos necesito para diseñar?
Estos últimos días he estado discutiendo con un amigo sobre el uso de alucinógenos como un medio para auto conocerse. Si bien respeto que ese sea su criterio, me parece que la mayoría de la gente lo utiliza como una forma de evadir la realidad, y me asustan los posibles daños físicos que pueda sufrir. Pero hoy estaba sentada frente a ese terreno odioso, y lo único en lo que podía pensar era en si fumar me daría una nueva perspectiva de mi problema. Tal vez estoy tan cerrada mentalmente que no puedo ver la solución obvia, y una forma de acceder a ella sea a través de un “estado alterado de conciencia”. Pero, ¿y si aprendo a depender de ello para los diseños? Mucha gente en la facultad es así. No sería la primera, ni la única.
De alguna forma temo que sentiría que me estoy mintiendo a mí misma. Que aún si esas ideas están encerradas en mi subconsciente, si necesito de elementos extraños para reconocerlas, no las merezco. Como si el verdadero mérito estuviera en lo que cree con mi imaginación inalterada. Pero no sé si estoy siendo puritana, cobarde y limitada. Lo rechazo tan vehementemente que me pregunto si no es lo que verdaderamente necesito. Por ende la cita de Freud.
¿Cómo resuelvo este dilema? Fácil. Aunque quisiera intentarlo, no conozco a nadie con quién conseguir sustancias ilícitas. Tengo que recurrir a métodos conocidos para buscar ideas: comer, bañarme, descansar y escuchar música. Rogar a los espíritus del bosque que algo caiga del cielo y que yo esté preparada para atraparlo.
El evento de esta semana en la facultad ha sido la entrega de Diseño 2. Ya era conocido por todos la subjetividad y volubilidad de los arquitectos que dan la clase, pero no se conocía la extensión de su favoritismo. Hasta hace dos días. En uno de los proyectos más insípidos que se pueda poner, un centro cultural/musical en el casco histórico de Tegucigalpa, la mayoría de los alumnos llevó el montón de planos que pidieron; pintados o no, terminados o no, con o sin maqueta. Pero un alumno, que más vale que sea bueno, llegó media hora tarde a la entrega (Diseño es famosa por que no te reciben planos si llegas tarde), con cinco planos, y una maqueta sin terminar, y sacó 100. Para disimular un poco, le bajaron 30 puntos por que llegó tarde, pero sólo el hecho de que se los hayan revisado es indignante. Todo mundo se aplazó, excepto unos cuatro pelados, la mayoría repitentes.
Ahora todo mundo anda hablando mal del chavo. No se toman la molestia de comentarlo en voz baja cuando él está cerca: prácticamente gritan enfrente de él la injusticia que se cometió. No puedo culparlos. Yo sé lo increíblemente difícil que es complacer a esos arquitectos que son todo, menos buenos maestros; encima, exigen un montón de trabajo y cuando uno cumple con él, las notas no reflejan tu esfuerzo. Es el colmo del cinismo que alguien que seguramente no ha de llevar clases de matemáticas o de física que le distraigan de Diseño, sólo lleve cinco planos cuando te piden un mínimo de veinte, ¡y además llega tarde! Es demasiado descaro. La mayor parte de los que saca buenas notas en esa facultad trabaja muchísimo y es muy responsable. Si bien no es su culpa que los arquitectos sean demasiado indulgentes con él y lo consientan abiertamente, no es justo con el resto de los alumnos.
Vuelvo al eterno dilema de cómo saber si te mereces algo. Es terrible cuando gente tan malintencionada es la que determina cuánto vale tu trabajo.
Ahora todo mundo anda hablando mal del chavo. No se toman la molestia de comentarlo en voz baja cuando él está cerca: prácticamente gritan enfrente de él la injusticia que se cometió. No puedo culparlos. Yo sé lo increíblemente difícil que es complacer a esos arquitectos que son todo, menos buenos maestros; encima, exigen un montón de trabajo y cuando uno cumple con él, las notas no reflejan tu esfuerzo. Es el colmo del cinismo que alguien que seguramente no ha de llevar clases de matemáticas o de física que le distraigan de Diseño, sólo lleve cinco planos cuando te piden un mínimo de veinte, ¡y además llega tarde! Es demasiado descaro. La mayor parte de los que saca buenas notas en esa facultad trabaja muchísimo y es muy responsable. Si bien no es su culpa que los arquitectos sean demasiado indulgentes con él y lo consientan abiertamente, no es justo con el resto de los alumnos.
Vuelvo al eterno dilema de cómo saber si te mereces algo. Es terrible cuando gente tan malintencionada es la que determina cuánto vale tu trabajo.
Como a los 15 años, en contra de mi voluntad, me hicieron una endodoncia en una muela. A los meses descubrí que ni siquiera estaba bien hecha por que quedaban pedacitos de nervio sin matar. Tuve que repetirla unos años después. Una endodoncia te obliga a ponerte una corona, por que tu diente ya muerto se vuelve propenso a quebrarse en cualquier momento, pero para que te la instalen, deben deshacer tu diente completo y dejar un postecito donde te ponen la pieza falsa. Hoy fue mi tercera cita con este doctor que me está haciendo la corona, y fue tan espantoso. Estuvo desintegrando mi diente como por 20 minutos sin interrupción, con un aparato tan horriblemente estridente que en algunas ocasiones creí escuchar a los restos de la muela implorar por piedad. Yo allí sentada, preguntándome qué demonios estaba haciendo el doctor, por que ni siquiera me preparó psicológicamente para despedirme de una parte de mi cuerpo.
Puede sonar infantil, pero realmente estoy de luto. Yo soy tan cuidadosa, y luché tanto por conservar esa pieza, que se me hizo impactante que se esfumara en un instante. Ya no tengo nervio, no debí sentir nada, pero todavía podía imaginarla dentro de mí cuando la taladraban. Ahora tengo un reemplazo temporal de acrílico mientras mandan a hacer la permanente. Tengo una ligera idea de lo que sintió Buster en Arrested Development cuando le pusieron su mano de plástico después de que su verdadera fue comida por una “loose seal”.
Siento vergüenza ante el resto de la raza humana por la existencia de seres como el diputado Miguel Angel Gámez.
Es tan triste ver cómo el pueblo ha sido engañado en elegir como uno de sus representantes a alguien así. Pero mi vergüenza es aún mayor por que sé que no ha de ser el único que malgasta su tiempo en emitir comentarios ignorantes, insultantes, racistas y discriminatorios, cuando debería de invertir sus energías en la construcción de un país más próspero y unido.
Siento que debería hacer algo; me disculpo por no poder más que escribir estas líneas.
Es tan triste ver cómo el pueblo ha sido engañado en elegir como uno de sus representantes a alguien así. Pero mi vergüenza es aún mayor por que sé que no ha de ser el único que malgasta su tiempo en emitir comentarios ignorantes, insultantes, racistas y discriminatorios, cuando debería de invertir sus energías en la construcción de un país más próspero y unido.
Siento que debería hacer algo; me disculpo por no poder más que escribir estas líneas.
10 de la noche.
Domingo.
Mañana tengo examen de Estructuras.
Tomé café en la tarde y no tengo sueño.
De todas formas no quiero dormir.
Tampoco quiero estudiar.
Apagué la televisión y estoy tratando de escucharme.
Por que tengo miedo.
Del sentimiento de impotencia.
De saber que lo sé todo, me he esforzado bastante y realmente lo deseo con toda mi alma y que aún así algo salga mal.
El viernes me sentía tan poderosa.
Invencible.
Y hoy no sé donde debo estar.
Ni con quién.
No sé si estoy lista para volver a engancharme.
Si no lo sé, es que probablemente no.
Pero quiero.
No voy a huir de esto.
Lo voy a sentir en cada molécula hasta que se extinga.
Por que estas dudas no son yo.
Yo no soy ese deseo de desaparecer.
Yo no soy aquello que niega la vida.
Y su potencial.
Pero hoy tengo miedo.
Y no quiero tenerlo.
Tengo que aprender a superarlo.
(Siempre es tengo, siempre es debo, siempre es quiero. ¿Cuándo Es?)
Domingo.
Mañana tengo examen de Estructuras.
Tomé café en la tarde y no tengo sueño.
De todas formas no quiero dormir.
Tampoco quiero estudiar.
Apagué la televisión y estoy tratando de escucharme.
Por que tengo miedo.
Del sentimiento de impotencia.
De saber que lo sé todo, me he esforzado bastante y realmente lo deseo con toda mi alma y que aún así algo salga mal.
El viernes me sentía tan poderosa.
Invencible.
Y hoy no sé donde debo estar.
Ni con quién.
No sé si estoy lista para volver a engancharme.
Si no lo sé, es que probablemente no.
Pero quiero.
No voy a huir de esto.
Lo voy a sentir en cada molécula hasta que se extinga.
Por que estas dudas no son yo.
Yo no soy ese deseo de desaparecer.
Yo no soy aquello que niega la vida.
Y su potencial.
Pero hoy tengo miedo.
Y no quiero tenerlo.
Tengo que aprender a superarlo.
(Siempre es tengo, siempre es debo, siempre es quiero. ¿Cuándo Es?)
Me disculpo por no poder abrigarte de todas esas cosas y personas que te dañan. A veces te veo y mi primer impulso es el de abrazarte y llevarte lejos de todos, para que nadie siquiera se atreva a verte mal. Pero sé que esa no es mi función, y que tampoco te estaría haciendo ningún bien al hacerlo. Quisiera abofetearlos a todos y gritarles encolerizada si es que acaso no son capaces de ver lo brillante que eres. Admiro tanto tu fortaleza de espíritu, y aunque muchas veces quieres dejar todo tirado y rendirte, sé que en realidad siempre vas a seguir adelante con la esperanza de que mejores cosas estén por venir. Y van a llegar. Sólo tienes que tener paciencia. Por mientras no olvides que yo siempre voy a estar allí, y que no tengo palabras para expresar lo afortunada que soy por haberte conocido.
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